lunes, 25 de julio de 2011

¡Qué Dios les coja confesados!

Anders Behring Breivik, autor de la masacre de Noruega, que reconoce haber perpetrado el doble atentado para "salvar a Noruega de la amenaza marxista y musulmana", pasará a la historia como uno de los terroristas más sanguinarios de la historia de Europa.

Clasificar a los asesinos según su ideología es un grave error, ya que puede caerse en la peligrosa tentación de justificar, de algún modo, acciones que absolutamente siempre, y en cualquier caso, son totalmente condenables. En este caso concreto, la repulsa ha de ser máxima, ya no por la motivación de su autor, sino por la irracionalidad de la matanza.

La prensa española, incluidos los medios ultracentristas, ha coincidido, como no podía ser de otra forma, en condenar enérgicamente el doble atentado. Pero no ha sido posible evitar (¿o si?), que algunos comentarios de los lectores de las ediciones digitales de la caverna mediática, revelasen el peligroso sustrato que algunos medios españoles alimentan.

En ABC, por ejemplo, encontramos comentarios que, condenando el atentado, aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para cargar contra Zapatero (?).









En el mismo artículo de ABC, se cuelgan otros comentarios en los que, sin embargo, si se adivina cierta justificación de lo injustificable:







Los lectores de El Mundo, bastante más comedidos, condenan en su inmensa mayoría el doble atentado, aunque a alguno de ellos, parece molestarle que el terrorista tenga ideas demasiado similares a las suyas:










Pero donde a uno se le ponen los pelos verdaderamente de punta, es leyendo los comentarios de los lectores más ultras de La Gaceta, entre los cuales podemos encontrar a la flor y nata de la ultraortodoxia católica:













Es absolutamente indecente que un medio de comunicación que funciona en un estado democrático no elimine fulminantemente comentarios tan absolutamente abominables.

¡Qué Dios les coja confesados!

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