domingo, 30 de octubre de 2011

Alfons López. Público, domingo 30 de octubre de 2011.

—La gente aún no está preparada, pero falta poco. Cuando llegue el momento, sustituiremos las elecciones por oposiciones.
»¡A antisistema no nos gana nadie!

sábado, 29 de octubre de 2011

El problema de la no correspondencia.

En España existe una costumbre que, invariablemente, aporta mucho más rédito que perjuicio a quien hace uso de ella.

Ofender a Cataluña, insultar a los catalanes, menospreciar el catalán, son hábitos tan arraigados entre un españolismo profundamente alérgico al nacionalismo (hasta el punto de no querer admitir ni el más radical de todos: el suyo propio), que no sólo resultan gratutitos, sino que se confunden con la normalidad de un estado de las autonomías en el que, el café es para todos y el aceite de ricino siempre es para el mismo.

Que Gegorio Peces-Barba, ponente de la constitución de 1978, se permita, según sus propias palabras, bromear sobre Cataluña no sería ni siquiera noticia en España, si no se hubiese empantanado, aún más, con unas excusas más parecidas a la extracción de una muela del juicio que a un auténtico ejercicio de sincera asunción de errores.


El paseo por el jardín de las inconveniencias del Sr. Peces-Barba arranca el pasado jueves, 27 de octubre, en Cádiz, durante un debate sobre el espíritu de la actual Constitución. El abogado José Pedro Pérez-Llorca, ponente en 1978 por UCD, mostró su pesimismo en relación con el funcionamiento del actual sistema autonómico y manifestó abiertamente su preocupación sobre la futura unidad de España, ante el crecimiento del sentimiento independentista en el País Vasco y Cataluña. Ante estas reflexiones, Peces-Barba intentó defender la vigencia de un modelo de convivencia, de cuya redacción insiste demasiado frecuentemente en destacar su importante participación, con el argumento de que no era este un problema reciente y que, en cualquier caso "no sé cuántas veces hubo que bombardear Barcelona, creo que esta vez se resolverá sin necesidad de bombardearla", acto seguido, es de suponer que para ahondar en ese humorismo de nuevo cuño tan particular, Peces-Barba se preguntó "que hubiera pasado si nos hubiéramos quedado con los portugueses y hubiésemos dejado a los catalanes; quizá nos hubiera ido mejor".

Pues quizá "les" hubiera ido mejor. Quizá Cataluña sería hoy un estado más competitivo incluso que Portugal. Pero seguro que, en una Cataluña en igualdad jurídica de condiciones, no existiría un problema de correspondencia en los insultos. Es decir, la mala leche disfrutaría de una reciprocidad con el vecino que, en el marco actual resulta absolutamente impensable.

Ha bastado que un socialista se permita un gratuito cachondeo sobre los cíclicos bombardeos sobre Barcelona que ya recomendaba Espartero, para que la caverna españolista salte, todos a una, a escandalizarse con la respuesta en twitter del parlamentario de Esquerra, Joan Tardà, según el cual, las palabras de Peces-Barba "sólo pueden responder a maldad y, dicho en nombre de las víctimas, a ser un enorme hijo de puta".

Frivolizar sobre la muerte de población civil, en un contexto de "nouveau" humorismo pecesbarbiano, es decir, poco menos que simple cachondeo tabernario, en el que se encuentran reunidos representantes de la abogacía española, es un chiste la mar de gracioso.

Pues muy bien, un histórico militante socialista, insistentemente denominado "padre" de la Constitución, mete la pata. Todos nos equivocamos. Lo que no hacemos todos es seguir insultando al objeto de nuestro agravio, afirmando que los catalanes "tienen la piel muy fina y son demasiado susceptibles".

Un día después de encender la mecha, con todo el tiempo del mundo para reflexionar, don Gregorio se arranca en una emisora catalana, RAC1, a pregunta de Jordi Basté, con que, los bombardeos sobre Barcelona "son cosas muy diferentes" a los asesinatos de ETA o el bombardeo de Guernica. ¿Por qué? Los catalanes muertos en un bombardeo, ¿son diferentes a otros españoles (o vascos)?


Además, alguien que se permite pontificar sobre la situación del Estado de las autonomías, tiene la desfachatez de comparar el tratamiento mediático de sus palabras con las archiutilizadas por la prensa españolista de Duràn i Lleida sobre los beneficiarios andaluces del PER. Según Peces-Barba, él ha sido mucho más maltratado que el líder de Unió Democràtica. Curiosamente, reconoce leer únicamente El País (habría que invitarle a darse una vuelta por El Mundo, ABC, La Razón y La Gaceta y vería lo que es la amable comprensión hacia la metedura de pata de Duràn i Lleida)...



Para Gregorio Peces-Barba, lo sorprendente es que la veintena de abogados catalanes que fueron testigos de su españolísima intervención, se levantasen y se fuesen. Tranquiliza mucho su conciencia que el resto de los casi quinientos testigos de su intervención, aplaudiesen mucho su enorme cagada. Sr. Peces-Barba: eso es lo grave, que meterse con los catalanes sea lo más gracioso del mundo para el resto de los españoles.

Si España quiere realmente que Cataluña continúe siendo España, debería entender que, del mismo modo que un andaluz se molesta cuando un catalán se mete con él, un catalán tiene su corazoncito, y es posible que su nivel testicular alcance niveles cercanos al derrame cuando el resto de españoles se le descojonan continuamente en toda la cara.

O sea, que en Cataluña cansa que, después de que una histórica figura de la transición ofenda gravemente a una parte de los actualmente, y según la sacrosanta Constitución, constitucionalmente españoles, la "verdadera" noticia sea un tweet de un republicano catalán.

Queda muy claro que, en la España de ayer, en la España de hoy, y parece que en la España de mañana, en cualquier polémica la culpa siempre será, haga lo que haga y lo haga como lo haga, del catalán que pase más cerca.

Pues muy bien. Las reglas del juego quedan diáfanamente claras: si Peces-Barba se cachondea de Cataluña, Joan Tardà es un indocumentado por responder; si Durán i Lleida reflexiona sobre lo que piensan más de la mitad de los españoles, es poco menos que un terrorista; si Cesc insulta a Kanouté, se merece las hostias que le caigan.

Eso si. Todo empezó con una alusión al sentimiento independentista de vascos y catalanes. 

Sobre los vascos, para variar, nadie a dicho ni mu.

sábado, 22 de octubre de 2011

Los jardines de Del Nido.


Aunque creo firmemente que el fútbol si está relacionado con la política, me niego a admitir que la política se aproveche del fútbol.


Podría opinar sobre las palabras de Durán i Lleida en referencia a los beneficiarios andaluces del PER. Podría hablar sobre la mención de Artur Mas a los estudiantes andaluces en un comentario sobre la política de inmersión lingüística en Catalunya. Podría dar mi opinión al respecto, pero si hemos de hablar de fútbol, hablemos de fútbol.

Yo tengo, efectivamente, mi opinión. Pero entiendo que hay temas demasiado delicados para ser tratados a la ligera, y no me queda otra que admitir que es un grave error referirse a otras autonomías para defender a la propia. Durán y Mas deberían haberse callado. Nos habríamos ahorrado una situación políticamente incorrecta, que no sirve más que a intereses espurios, ofendiendo a aquellos que no son objetivos de las críticas del nacionalismo catalán.

Y sin embargo, José Mª del Nido, que ha pasado de ser la imagen más visible del mejor club del mundo en 2006 y 2007, según estadística IFFHS, a limitarse a presidir un club que merodea la clasificación europea en una liga de mierda, aprovecha cualquier resquicio para salir mediáticamente a flote y coge el rábano por las hojas para erigirse en el adalid de un andalucismo que tiene foros mucho más representativos que el Camp Nou para defender sus intereses.

Honrar la memoria de los amigos es de agradecido, pero Del Nido se pasa a veces de frenada homenajeando al difunto Jesús Gil. Y la impúdica exhibición de populismo con la que nos obsequia el presidente sevillista, aprovechando una cuestión que nada tiene que ver con el partido del sábado entre Barça y Sevilla, es una pasada de frenada digna del más puro de los gilismos.

Si el Sevilla no dispone de patrocinador para su camiseta, es totalmente lícito que aproveche un espacio anteriormente ocupado por una casa de apuestas para proclamar su andalucismo a los cuatro vientos. "Orgullosos de Andalucía" es un mensaje motivador y emocionante, pero el Sevilla debería mostrarlo en todos los partidos de liga y en todos los campos de España, porque hacerlo exclusivamente en el estadio del F.C. Barcelona, es adjudicarle al Barça un papel que ni ha pedido ni le corresponde.

Por mucho que los medios contrarios insistan en que el Camp Nou es el campo más politizado de España, ignoran que el F.C. Barcelona, como institución, jamás ha manifestado absolutamente ninguna orientación política fuera del ámbito de su propio estadio, y allí, tan sólo lo ha hecho en circunstancias muy determinadas y respetando el consenso de la inmensa mayoría de su masa social.

Todos aquellos que ahora aplauden una iniciativa que, aún con ánimo de provocar, no despertará más que la lógica indiferencia entre los barcelonistas que asistan al Camp Nou con la intención de ver jugar a un respetado y andaluz Sevilla, escupirían bilis si al Barça se le ocurriese acudir al Santiago Bernabéu (por ejemplo), después de algún nuevo recorte al Estatut, con un lema en su camiseta equivalente a "Hartos de que, como catalanes, nos tomen por el pito del sereno".

El mensaje podría resultar simpático, pero dudo de que el nivel de comprensión en el resto de España hacía una reivindicación de ese tipo fuese tan complaciente como la mostrada hacía el alegato de un club que, con suerte, alineará a dos o tres andaluces en su equipo titular, días después de que el propio Del Nido haya firmado un acuerdo con "La Caixa" como patrocinador del club que pretende erigirse en bandera del andalucismo en su visita a Catalunya.

Yo también estaría muy orgulloso de Andalucía y de ser andaluz. Pero lo estaría siempre, no sólo en el Camp Nou.

Desde aquí, un fuerte y sincero abrazo a andaluces y catalanes.


http://extremoizquierdo.blogspot.com/2011/10/los-jardines-de-del-nido.html