jueves, 3 de noviembre de 2011

Los peores años de nuestras vidas.

Esta medianoche arranca la campaña electoral para las elecciones del 20N.

Rubalcaba escenificará el principio del fin, mientras que Rajoy, cual neng de castefa redimido, paseará su verbo florido por Castelldefels.

Curiosa elección la del PP. ¿Por qué no Badalona, en homenaje a su mamporrero alcalde, Javier García Albiol? ¿Por qué no en Illán de Vacas, Toledo, el municipio menos poblado de España, con tan sólo cinco habitantes?

Da la impresión de que hagan lo que hagan unos y otros, pocas cosas van a cambiar.

Y me refiero a que van a haber pocos cambios, tanto en la decisión de voto de un electorado absolutamente indignado, quemado, cabreado, hastiado y, en definitiva, poco predispuesto a atender a explicaciones de aquellos que tan poco han hecho por evitar la actual situación, y van a haber muy pocos cambios, por desgracia, en un estado de cosas que, el nuevo gobierno no va a ser capaz de mejorar en absoluto.

La prepotencia de llegar a las elecciones sin programa retrata a una derecha que no cree necesitar de proyecto para gobernar un estado en descomposición. Y el cinismo de pretender que poco de lo que ha pasado va con ellos, condena a una izquierda necesitada, más que nunca, de descanso, reflexión y regeneración.

Al final, votará quien tenga ganas.

Los demás, nos buscaremos la vida para iniciar un travesía del desierto que, para muchos, se traducirá en los cuatro peores años de sus vidas.

Si alguien necesita un camarero de chiringuito en el atolón de Puka Puka, por favor que me llame.

Gracias.

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